Hay personas que tienen el don de convertirse en hitos por sí solas. Su mera existencia y su talento puesto en acción marcan inicios revolucionarios y puntos finales de grandes etapas. Franca Sozzani, la emblemática editora de Vogue Italia y una de las voces más influyentes del mundo de la moda es un ejemplo.
“Única”, “La mejor de todas” fueron algunas de las descripciones para despedirla. Nunca un nombre fue tan fiel a una personalidad e identidad. No en vano permaneció casi 3 décadas frente a la publicación-en 1988 fue nombrada directora de Vogue Italia, previo paso por Vogue Bambini, Lei y Per Lei-. Sincera, fiel a sí misma y a su esencia, auténtica, innovadora, idealista y carismática.
Romper con los prejuicios siempre fue su leitmotiv. No es un dato menor que se haya convertido en la primera directora de una revista femenina (con todos los prejuicios que puede acarrear este tipo de publicación) habiendo estudiado Filosofía y Letras. Además, entendió a la (fuerza de la) imagen como lenguaje universal. Por eso, siempre, dio extrema importante a la parte visual, más allá del texto y de los límites de la palabra – aunque suene paradójico-
Vanguardista. Convocó a grandes fotógrafos para sus editoriales. Steven Meisel, fue el encargado de firmar desde siempre la portada de la revista. A su vez, impulsó la carrera de las grandes modelos de los 90.
Orgullo. En julio de 2008 dedicó su número – el más vendido de la historia- a las mujeres negras. Consideró que fue un motivo de orgullo personal y el mayor logro de su carrera.
Compromiso social. Además de ser embajadora de Buena Voluntad de la ONU, trató temas polémicos y tabúes para las revistas femeninas como la violencia de género, el racismo y la dictadura de las cirugías estéticas. Su valentía le permitió desarrollar temas polémicos porque comprendió que más allá del glamour y de la perfección, la reflexión es necesaria. Colaboró con causas como la lucha contra el cáncer y el sida. Actualmente se desempeñaba como presidenta de la Fundación del Instituto Europeo de Oncología.
(El peso del) Legado eterno. Y la mejor metáfora es el último número para celebrar el 50 aniversario de Vogue Italia que pesa 2,5 kilos y cuenta con casi 900 páginas. Más allá del lenguaje 3.0, defendió el formato tradicional porque para ella la biblia de la moda no podía ser sólo digital. Siempre dijo que en su vida le faltó “la gracia del amor, algo que ocurre a pocas personas afortunadas”. Pero, bien supo dejar todo su amor y su talento en su revista.
¿Qué la historia la juzgue? No, que la historia la aplauda. Franca tenía como frase de cabecera unas palabras del científico Alan Kay: “El mejor modo de predecir el futuro es inventarlo”. Y así lo hizo. ¡Buen viaje!